Es una técnica quirúrgica en la que mediante un microscopio quirúrgico es posible reparar nervios y vasos sanguíneos de pequeño calibre (menores a 1 mm).
Esta técnica permite tratar lesiones de nervios y vasos sanguíneos, o reconstruir defectos óseos o de piel, malformaciones, reimplantes de partes del cuerpo amputadas a consecuencia de un accidentes, lesiones del plexo braquial o también se utiliza en trasplantes.
El trasplante de tejidos vascularizados (hueso, músculo, piel) o de extremidades (dedos, articulaciones…) entre diferentes partes del cuerpo en muchas ocasiones es la alternativa de mejor calidad que se le puede ofrecer a un paciente.
Los colgajos, son segmentos biológicos sacrificables para suplir pérdidas en otro lugar del cuerpo donde son necesarios. Los colgajos necesitan irrigación / vascularización para sobrevivir.
Por ello, deben ser trasplantados con sus vasos sanguíneos (arteria y venas) que se conectarán con otros vasos sanguíneos para recobrar la vascularización.
La conexión de los vasos sanguíneos o anastomosis, al ser habitualmente de 1 mm de diámetro, requiere del uso de microscopio, instrumental muy fino y suturas de menor calibre que un pelo de humano.
El periostio es una membrana que recubre el hueso. Sirve para que la diáfisis del hueso crezca en grosor y para la reparación de fracturas. En el niño, el periostio es más grueso y rico en células madre en su cara interna que en el adulto. La transferencia del periostio vascularizado es una técnica descrita por el Dr. Soldado para la reconstrucción de extremidades en el niño.
La técnica de reconstrucción consiste en recubrir la pseudoartrosis con el periostio vascularizado, consiguiendo una integración muy rápida del mismo. Esta técnica es ideal para la reconstrucción de defectos óseos debidos a tumores, infecciones, traumatismos de las extremidades y pseudoartrosis.